Ser
mujer en un medio tan comercial, competitivo y exigente, lleva a muchas de
ellas a tomar medidas radicales con el fin de estar dentro de los rangos o parámetros
de belleza establecidos por la sociedad consumidora, sin pensar que poco a poco
se convierte en la esclava de su propio cuerpo.
Lamentablemente,
otras se abandonan como medio de protesta silenciosa, buscando ser amadas
y aceptadas por lo que son, renunciando a los parámetros de belleza físicos y saludables.
En
cualquiera de los dos casos anteriores, podemos evidenciar errores al
encontrarnos en los extremos menos saludables tanto físicos como mentales.
En
el primero, los parámetros de belleza se convierten en un verdugo
permanente para la sociedad consumidora femenina, que al ser interiorizados se
ve expuesta a reacciones negativas y a la sumisión decadente de su autoestima e
imagen. Convirtiéndose la apariencia en una fuente, quimera errada de
estabilidad, felicidad y desarrollo personal y/o profesional.
Pero, ¿hasta qué punto está dispuesta a llegar o hacer la mujer actual por lograr
verse ante sus ojos y los de los demás como modelo de belleza y juventud?
Lo
realmente preocupante lo revelan varias investigaciones realizadas, motivadas por la creencia de muchas mujeres
en diferentes países, de que su infelicidad e inseguridad provienen de su
aspecto físico.
Llegando
a la conclusión de que la mayoría de ellas estando obesas se sentían insatisfechas con su cuerpo, y después de un tiempo, aun bajando y obteniendo una bella figura no
logran sentirse a gusto con ellas mismas.
Igualmente,
se determinó que las mujeres con sobrepeso tienden a sobrestimar más que a
subestimar su tamaño personal. En otras palabras, las personas obesas tienen
una autoimagen corporal alterada de ellas mismas que no es acorde con sus condiciones reales.
En
el segundo caso, se presenta una mujer que con el tiempo suele autocastigarse y
que silenciosamente se cree merecedora de poco, llegando a perder la
importancia del sentirse hermosa en eventos especiales o simplemente femenina
en su vida cotidiana.
Lo
importante, es compensar las falencias con nuestras fortalezas; reconocer que
no hay un tipo de belleza único ni moldes de fabricación, que la perfección no
existe, y que eres única porque sencillamente no hay nadie como tú.
Busca
el equilibrio entre tu ser interior y tu físico, ama tu cuerpo y valora todo lo
que a tu alrededor hoy te acompaña.
Bajar de
peso es posible, pero lo realmente importante es lograr retomar el control de
tu vida, ser feliz, sentirte segura dejando atrás los miedos y duelos que sólo
te ahogan en un mundo de ansiedad.
Llámanos, estamos
para apoyarte.
BGV
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