No todas las personas que desean bajar de peso cuentan con el apoyo de sus parejas, uno de los casos con los que me he encontrado es el de Aníbal.
Aníbal 38 años de edad y 35 kilos como meta por bajar, su compañera Ana, 31 años, con un sobrepeso visible, quien al observar cómo su esposo, en dos meses, había logrado bajar 20 kilos, lo obligo a abandonar el tratamiento a sabiendas de que, al hacerlo, Aníbal recuperaría fácilmente el peso perdido aunque ya faltaba poco para alcanzar la meta que tanto anhelaba, no sólo por salud sino también por calidad de vida. La causa real es mucho más asombrosa: los celos. Temía que su esposo, al lograr ser más delgado, consiguiera que las chicas se fijaran en él y la abandonara a ella. Lo triste es ver cómo Aníbal renuncio al tratamiento.
Pero qué hacer ante la negativa de participación por parte de la pareja, me preguntaba por correo Ana María en el día de ayer.
Si después de hablar calmadamente no logras hacer que participe de tu cambio, sólo queda establecer ciertas pautas a seguir
- Convivencia alimenticia: Pídele a tu pareja que los alimentos, antojos no adecuados para tu meta, los consuma sólo él.
- Evita tener en casa una despensa pensando en los antojos de él. Si llevas a casa artículos como galletas, dulces y tu tratamiento no maneja la ansiedad, puedes hablar con él para que esconda esos pecados en calorías para ti.
- Pide o sírvete menos de la porción cotidiana. Generalmente las porciones entre el hombre y la mujer en pareja son iguales, pero nosotras necesitamos menos que ellos.
- Las muestras de cariño procura que estén acordes a tus metas, habla con él para evitar chocolates, dulces. Menciona que te encantan las barras de cereal, las ensaladas…
- Es muy importante, expresarle a nuestra pareja lo mucho que significa alcanzar la meta de bajar esos kilos que tenemos de más. Pero debes ser consecuente con tus actos.
- Conviértelo en fiscal de tus metas, que establezca penas o sanciones ante tus desviaciones o incumplimientos.
Los pacientes de la Banda Gástrica, le comentaba a Ana María, no viven episodios que los hagan caer en tentaciones, ya que lo primero que trabajamos en el paciente es la ansiedad pero no como síntoma sino desde su causa.
Jamás evitamos que ellos estén en contacto de lo que considerabamos antes sus debilidades, puesto que cada uno es capaz de decir no, sin remordimiento o consumir una cuarta parte sin afectar a su peso y sintiendo plenamente satisfecho.
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