Esta es quizás una de las
situaciones más devastadoras por las que puede pasar una persona en el ámbito
familiar. En muchos casos es el inicio de una ola de ira ante la impotencia,
miedo ante la pérdida, conflictos por el estrés, ansiedad ante la situación y
exigencia ante la cadena de sacrificios esperados.
Ante el diagnóstico médico la
respuesta de cada miembro es el inicio de muchos interrogantes:
¿Cuál es la mejor manera de
comunicarse con la persona enferma?
¿Quién será el responsable de
su cuidado?
¿Es mejor actuar "normalmente"
frente al individuo - como si nada hubiera pasado?
¿Son los deseos de la persona
lo mejor para todos los miembros de la familia?
Muchas organizaciones que
trabajan en beneficio de pacientes terminales proporcionan ayuda a las familias
afectadas e igualmente trabajan conjuntamente para multiplicar sus conocimientos
sobre pautas establecidas de cómo sobrellevar de la mejor manera este tipo de
situaciones.
Algunas pautas recomendadas y
que han sido diseñadas pensando no sólo en
el paciente sino también en las personas que conforman sus diversos
entornos son:
El respeto del rol: cuando el
paciente es uno de los padres se recomienda que los miembros de la familia les
colaboren a vivir con dignidad hasta su último instante, trátelos como los
adultos y padres que son y no como a niños. Esto no quiere decir que no se les
den los cuidados que se requiere o las muestras de amor para con ellos.
Distribuir responsabilidades:
para evitar el estrés y recriminaciones es necesario que los miembros de la
familia se distribuyan las responsabilidades, como el cuidado en casa,
acompañamiento en la clínica, desplazamientos, etc.
Escuchar: el enfermo terminal
requiere que su familia le escuche y que no traten de convertirse sólo en
emisores. Se recomienda que los seres queridos se conviertan en receptores, a
quienes el paciente pueda expresar sus miedos, esperanzas, tristezas, sin temor
a ser juzgado o a sentir que lo quieren manipular o cambiar su manera de
pensar. La mejor manera de ayudarlo no es realizando sugerencias buscando
cambios en él sino acompañándolo para
que no se sienta solo.
Algunos psicólogos
recomendamos que se incentive al enfermo terminal a hablar sobre momentos
felices de su vida, este ejercicio le permite alejarse del presente, encontrar
calma y bienestar con lo vivido.
Si es necesario, busque ayuda
profesional: en muchas oportunidades la persona a cargo del cuidado del enfermo
terminal puede presentar síntomas depresivos, angustia entre otros, en cuyo
caso es recomendable apoyarse de un profesional que le ayude a mejorar y
sobrellevar la situación.
Igualmente, en caso de no
contar con una persona del núcleo familiar a quien se le facilite el cuidado o
acompañamiento por la dificultad para manejar el dolor, es preferible buscar
una persona capacitada para ello, quien los apoyará en el cuidado del paciente
y manejo de la situación.
Los familiares deben tomar
consciencia de lo importante que es para el paciente evitar desacuerdos,
tristezas o conflictos en su último lapso de vida. Por lo tanto, trabajen por
hacerle más placenteros y tranquilos sus últimos días disfrutando de la mejor
manera su compañía.
Sandra Milena
Alvarado
Psicóloga,
máster y PhD (c) psicología
Terapeuta BGV
tusicologa.aequilibrium@hotmail.com
www.aequilibrium.com.co
By: muyfemenino.com http://bit.ly/19dCTbU
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